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En primer lugar, este post va dirigido a todas aquellas personas que de una forma u otra le ceden el poder a lo externo.

Chamanes, Taitas, Maestros, Gurús, Yoguis, Facilitadores, Guías, Terapeutas y todos aquellos que de un modo u otro se les pueda ver iluminados. En adelante los nombraré como “MAESTROS ASCENDIDOS”.


¿Los maestros ascendidos existen? Sí, pero es otra etiqueta más, otro personaje ficticio e ilusorio. Tengamos en cuenta que la mayor adicción que existe es la IDENTIFICACIÓN. Cuando alguien se encuentra fuertemente identificado con algo se convierte en limitación. Ya no hablamos del SER, sino, de un personaje más que gobierna tu vida y se disfraza ILUMINACIÓN Y SABIDURÍA.


Se dice que el maestro aparece cuando el discípulo está dispuesto, y que el maestro desaparece cuando el discípulo está preparado. El maestro ascendido te quiere comiendo de su sabiduría para el fin de tus días, y para él, nunca estarás preparado, el maestro real directamente desaparecerá llegado el momento. No estoy hablando de Diplomados, Licenciados, Doctorados o Cátedras, el MAESTRO real es mucho más profundo y no guardan un título bajo el brazo. Algunas de estas personalidades son: Buda, Jesucristo o Mahoma entre otros, qué, a pesar de que tienen filosofías e ideas diferentes, los 3 practicaban con el ejemplo del amor, la compasión y el respeto para con ellos y todos los seres sintientes. Seres con un amplio y profundo conocimiento de ellos mismos, nada de fuera, sólo lo que emana su interior. Quiero aclarar que la palabra “maestro” abarca un campo grande o absoluto del todo, en cambio, la “maestría” se queda en la excelencia de alguna disciplina concreta, aquí vamos a entrar. Conozco muchos maestros ascendidos que están lejos de la ILUMINACIÓN, qué, a pesar de que poseen alguna maestría en algo, les falta esa HUMILDAD en reconocer el trabajo que les queda para acceder a la ILUMINACIÓN. Como dice Osho, “todo lo que dices ser es lo que no tienes”. Esto se puede apreciar cuando se salen de sus actividades normales y hacen vida como uno más… Como se tratan a ellos mismos y a los demás, como visten, como comen y qué tipo de vida mundana son capaces de llevar, ahí, te das cuenta de lo lejos que están de ser MAESTROS reales.


Algunos me llaman Chamán, maestro o con lo que más me identifico, FACILITADOR. Ni maestro ni Chamán, ni lo soy, ni lo quiero ni pretendo. Por supuesto, tampoco facilitador, sólo, uno más con un trabajo de autoconocimiento lejos de la iluminación. Si bien me reconozco con alguna maestría en el saber hacer, en los trabajos que realizo y el manejo de ciertas energías, de ahí, al MAESTRO, me quedan infinitas vidas…


Estoy escribiendo estas líneas porque todavía me encuentro con personas que buscan maestros ascendidos, las buscan para que les sanen o curen lo que solo ellos pueden hacer. Los maestros ascendidos quieren discípulos, los maestros reales no, saben que solo pueden mostrar el camino pero no recorrerlo por ti, que su maestría es sólo suya y le valió a él para su propia evolución, pero cada uno debe de encontrar su exclusivo autoconocimiento y saber hacer. Lo que me vale a mí no tiene por qué valerte a ti…


Estamos en estos tiempos en los que está de moda la palabra “EMPODERAMIENTO”, ahora más que nunca hay que rendirle honor y comprender bien su significado. Ya está bien de cederle poder a lo externo (aquello a lo que le das poder sobre ti), es momento de comprender que tú eres el auténtico maestro de tu vida y no hay nada fuera que no poseas por derecho divino. No tienes que demostrar nada ni tienes que llegar a donde otros han llegado, pues, el pintor y protagonista de tu vida eres tú… Dejemos de ser copia y pega para ser la versión original, «LA ESENCIA DIVINA QUE FLORECE DE TU INTERIOR»


Texto: Ulan Romero.